Querido diario:
Ella sigue igual. En el suelo. Agradece la ayuda, pero en el fondo, tal vez sin darse cuenta, o tal vez si, la rechaza. Se ha acostumbrado a ese hueco acurrucada en el frío suelo. CREE que pertenece a ese lugar, que es parte de ella, que nunca saldrá de ese mar.. Pero yo sé que se equivoca. Las cosas NO son así. Que derecho tiene una persona a partirla en mil pedazos sin ella quererlo?...Ninguno, cero, nulo..NADA!
Me duele verla así. Que hago? Que la digo? Lo intento, yo ella..Todos..Pero nada cambia, y nada cambiará si ella no quiere. Las piedras en las que cayó al derrumbarse están pegadas a su piel. Si algún día quiere levantarse, le costará, le dolerá. Tanto el despegarse de ellas, como de su pasado. Como el valor a afrontar todo aquello que debe superar y dejar atrás.. Como afrontar que aquello sería un punto y a parte y podrá ser feliz... Puede ser miedo. No? Quizás tenga miedo de una nueva vida alejada de la condena. Tiene miedo de sonreír con ganas y que otra vez vuelva a caer. A veces, el miedo se apodera de nuestro cuerpo, mente y alma, dejando un vacío a nuestro control.
Quizás haya olvidado como era su antiguo vigor, su antigua ternura y resplandor...
Yo quiero que vuelva, que me cuente su vida entera, que me escriba diciéndome que le ha olvidado, que es feliz...Pero seguramente eso aún esté muy lejos..O incluso nunca llegará, si desde HOY no empieza a dar un paso al frente y construir su nuevo yo..

Así que diario, dila que la quiero, que siempre estaré aquí, pero que todos los esfuerzos volarán como las cenizas. Todo habrá sido en vano, tanto mis esfuerzos y palabras como su dolor y llanto si no da un paso hacia delante y comienza desde hoy...

Gracias...