Vale! Lo admito!

Cuando me miraste por primera vez, no sentí nada. Nada en absoluto. Ni tu presencia, ni tu mirada, ni tus palabras. Cuando quedamos para tomar ese café del que tanto hablaste durante semanas, fue por lástima. Pensé que todos se merecen una oportunidad, aunque no sirviese de nada.. Me caías bien, pero no vivía esa ilusión que tú notabas entre los dos. No era capaz de mirarte con los ojos que tú me mirabas. No sabía cómo parar esa bola de nieve que se hacía cada vez mayor sin romper tu corazón en mil pedazos.

Describiría nuestro primer beso como: sin sabor, sin sentimiento. Vacío.

Las tardes que quedábamos como obligación, sin calor. Cuando me cogías la mano sólo conseguías que la angustia se revolviese dentro de mí. Esos abrazos que ofrecías con toda la felicidad del mundo...

Nosé, no era capaz de sentirlos. No llegaban a mi corazón, lo siento... Siento haberte hecho vivir esa farsa, ocultándote que tu pieza y la mía no encajaban. Siento no haber cerrado los ojos durante todos estos besos, y no haberme complementado contigo cuando lo hicimos por primera vez. Siento si disimulé mal mi falsa sonrisa cuando me entregaste ese anillo, siento no haberte dado todo lo que te merecías, pero es que no supe cómo...

Hasta el día én que escuché tu conversación con tu mejor amigo al teléfono.

Tú lo sabías..Lo sabías desde el primer instante, que jamás te había querido como tú a mí. Que nunca canté nuestra canción con la alegría que tú lo hacías..

Sbías perfectamente que todo eran muecas, actuaciones..Pero aun así tuviste fe en mí. Hiciste todos y cada uno de los días lo mejor por mí. Aquel día que pensaste que seguía dormida, fue en el que me di cuenta de que era la persona más feliz del mundo. Me acariciabas el pelo con la mayor dulzura del mundo, mientras me sonreías cálidamente, como si yo misma fuese lo que te llenaba. Como si yo valiese lo suficiente como para alegrar tu vida. Como si sólo me necesitases a mí para ser feliz...

En ese instante me sentí tan útil, tan preciada, tan especial..Pensar que yo era la guinda de tu vida, el brillo de tus ojos..Y que tu hacías lo que fuese pese a mis peros y a mis rechazos, lo que fuese por vencer ese escudo que yo puse ante el amor.

Y hoy puedo decir que lo has conseguido. Que no importaba el miedo que yo tenía por no amar en la vida. No importaba el poco futuro que esperaba de nosotrs. No importaba que no fueses el chico tan guapo que siempre soñé porque tú eras capaz de dar por mí, más de lo que yo daría por mí misma. Eras capaz de tener más paciencia y fe conmigo que mis amigos, que mi familia... Sabías ver en mí lo que nadie veía, y tuviste la esperanza de que algún día aprendería, de que si te esforzabas lo conseguirías...

Y tenías razón...

Gracias por quererme incluso en días de lluvia, por decirme lo guapa que estoy los días sin arreglar, consolarme diciéndome lo mucho que me quieres cuando te digo "te odio"..

Porque eres capaz de verme a través de cualquier disfraz y creer en lo que yo jamás creí que existía...