Para que cuando estés sólo pienses en mí. Que saltes por mí. Que seas capaz de dejar el mundo para irte conmigo.

Quiero que seas capaz de cerrar los ojos y guiarte de mi mano. Que reconzcas mi voz entre miles más.

No me digas que te cuesta..

Sabes qué es costar?

Verte con mis propios ojos colgarme el teléfono. Agarrarla de la cintura y mirarla como hacías conmigo.

Eso cuesta.

Tú no tienes ni idea de la palabra AMOR.

Amor es lo que yo hice cuando te aislaste en tu mundo. Cuando me metí en el pozo con tal de sacarte de aquella soledad.

Amor es tener las manos llenas de arañazos por tratar de reconstruirme el corazón cada vez que me lo partes en mil pedazos, entiendes?

Eso es amor.

Amor es callarme con tal de seguir a tu lado cuando ya no vales la pena. Es no apartar la cara cuando me mientes con un beso diciéndome que me quieres. No tienes ni la menor idea...de mí, de tí, de NADA. Porque no sabes lo que es luchar. Ni lo que yo he luchado por tí. Jamás has tenido en cuenta ni una de mis palabras. Ni te dignaste a leer todo lo que te dediqué. No le echaste ni una mirada a la casa que decoré para terminarla juntos...

Si es que no sabes ni lo que quieres, sólo piensas en esa puta imagen que se te pone en frente cada segundo. Pero no mientas, porque sé que cuando duermes, esos 5 únicos minutos del día que dedicas a meditar..Caes en mí. Aunque sea un simple y estúpido momento. Porque cmo yo no te va a querer nadie, JAMÁS. Porque nadie te aguantó en tu racha insoportable. Quién trataba de hacerte reír? Quién intentaba que te olvidases de todo y disfrutases la vida? Joder, haz memoria...Quién era la que madrugaba para presentarse en tu casa y hacerte el desayuno, la que se fugaba por las noches para verte un minuto..? No tienes ni idea de lo que es querer, no entiendes el significado de la palabra dolor.

El día que seas capaz de regalar una milésima parte de lo que yo te supe dar,

avísame por favor.

Me gustará saber lo equivocada que estuve...

si es que lo estoy.

Me da miedo...

Un día normal, cualquiera, como todos los demás que van de la mano de la rutina. Diecinueve de mayo de este año. Dime tú qué de especial tiene este día para nosotros. Ni un aniversario, ni algo significativo, ni nada… O quizás sí?

Mucha gente. No personas, sino gente. Rostros, bostezos, sonrisas, historias, vidas. O vidas desvividas… Otras mil cosas por hacer, otros mil planes deshechos y tu reloj acelerando el pulso de tus pasos.

Y de repente esa vuelta en el estómago. Te hundes más allá de lo imaginable y sin previo aviso. Injusto, esto no debe de ser justo. Por qué sucede? Quién lo sabe.

Lo juro, lo juro por lo que quieras. Pero lo sentí. Lo sentí, lo odié. El peor día de mi vida encerrada en ese infierno. Mis piernas sin saber dónde ir, mis manos decidían el sitio donde esconderse para ocultar su nerviosismo, mis dedos jugando en el bolsillo del pantalón para evitar el morderme las uñas, mi mirada buscando en el suelo las palabras con las que hablarte…

Es la situación en la que te muerdes el labio inferior, tragas saliva e intentas alejarte de lo que te persigue atrás, acercándote a todo lo que sabes que no quieres perder en tu vida…

Muchos ni lo han vivido. Afortunados? Seguramente.

Pero quien algo quiere, algo le cuesta. Y ahí aparecí sin avisar ni a mis amigos, ni a mis confidentes, ni a mis consejos, mi propia razón de lo que no sé muy bien el qué me enseñaba a actuar ese día, queriendo por encima de cualquier cosa una sonrisa tuya dándome la última oportunidad.

Por qué ayer? Por qué justo ayer quise arrancar ese recuerdo? Por qué quise olvidarlo o encerrarlo? Y por qué sigue aún hoy encharcando cada uno de mis minutos?

Ya no me atrevo a asegurarte que recuerdo cada día de nuestra historia. No me atrevo… Tengo miedo. Mucho, muchísimo miedo. Ya no sé calcular. Días, semanas, meses? Por favor, que alguien me diga cuánto tiempo ha estado lloviendo en la plaza. Años? Cielos…

Sí, años. He olvidado el contar el tiempo desde el día que perdí la oportunidad de perderme en él contigo. Perdernos juntos era…

Está bien. Ya ha sido suficiente por hoy. Abre la puerta, atraviesa el umbral y despídete, ya has llegado a casa.

Sientes el suelo frío de tu habitación bajo tus pies, alcanzas la cama y en ese mismo instante, en tus ojos cerrados aparece de nuevo otra imagen rescatada de Dios sabe dónde… En la parada de tu autobús, una sonrisa, un te quiero que susurrabas entre los murmullos de la gente. Repito, gente. Daban igual los demás. Cuando estábamos juntos, el resto no importaba. EL RESTO NO IMPORTABA…

Descolocaste mi vida por completo. No quiero descolocarla aún más. Quiero olvidarte de una vez por todas. Evitar acordarme de ti al escuchar cualquier historia de amor, cualquier sinónimo a esa palabra que ya da miedo pronunciar. Quiero dejar de pensarte, quiero dejar de recordarte…

Traga el nudo que juega en tu garganta y las ganas de llorar que con él lanza los dados, y como nunca lo has hecho en tu vida… Grita.

Llora.....

Cerró la puerta.

En ese momento pensé que se me caía el mundo encima. Nada más acabar, cogí un edding negro y llené la pared con todas y cada una de las frases y palabras que contenían nuestros recuerdos. Empecé con el más tierno “te quiero”, los infinitos “no te olvidaré”, los nostálgicos “te echo de menos”, y los desconfiantes “eres todo y lo único que tengo ”...

Pero sin darme cuenta, y echando un vistazo a mi alrededor, las paredes estaban repletas de “Te odio”, mentiras, farsas, palabras como dolor, traición, vacío y soledad...

En ese momento es cuando me di cuenta de que no valía la pena sufrir por alguien que llenaba mi vida de oscuridad, alguien que hizo que lo bueno crease esperanzas en mí, llevándoselas el mar..

Corrí frente a un espejo mirándome detenidamente. Las manos manchadas de negro y el rímel había dibujado en mi rostro aquel camino que ahora me tocaba seguir...pero sola.

Sin ti.

Tendré que levantarme y armarme de valor sin tus abrazos, escondiendo las ansias de verte, sin tu olor, sin tu boca ni tu roce, ni el calor de tu cuerpo.

Pero sabes qué?

Tendré que aprender a caminar también sin tu rechazo, sin disputas, sin el hilo colgando con la esperanza de recibir tu llamada, sin el miedo a que tú ni nadie destiñáis mis días.

Siempre me dijeron: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy...

Nunca me gustó seguir consejos, y menos ese en concreto, pero en estas condiciones, qué podía perder?

Aún frente al espejo, traté de sacar la mejor de mis sonrisas. Me coloqué despacio mi pelo dorado ahora alocado...

Bien, así.

Cogí el pintalabios rojo que tenía más cerca y besé la esquina superior del espejo.

Mis tacones...

Esos. Los negros preferidos y aquel vestido que nunca pensé que tendría ocasión de ponerme...

No estaba mal no?

Nada, nada mal.

Abrí la puerta con miedo, después de tanto tiempo. El sol y la brisa me hicieron cerrar los ojos y respirar profundamente, era algo que añoraba hace tanto...No recordaba que las nubes fuesen dulces ni que se pudiese estar bien sin ti.

Por qué no me habré dado cuenta antes de lo que el mundo me aguarda?

Abrí los ojos y emprendí mi nuevo camino,

Hoy iba a comerme el mundo,

ENTERO.