Sunday, October 28, 2007

Tú. Yo. Polos opuestos...


...que se repelen.

Nunca seré capaz de explicarlo y conseguir que alguien me entienda. Es difícil de concebirlo. Quizás ni tú llegues a comprenderlo. ¿No son los polos opuestos los que se atraen? Tú y yo somos polos opuestos, pero que se repelen. No conseguimos estar ni un segundo juntos, sin embargo no nos cansamos de intentarlo una y otra vez, fracaso tras fracaso. En el primer capítulo me miraste, sonreíste. Con un beso entraste en mi vida y tan rápido como estuviste dentro, ya cogías la puerta y te veía salir, dejando el olor a engaño y traición y firmando nuestra historia con la pluma de desconfianza.

Pero cuando una lágrima rueda por mi rostro, eres tú quien me emborracha con tu sonrisa. Cuando tú estás frío, mis manos están calientes y arropan las tuyas. Cuando uno cae, el otro salta para evitar que nos hundamos los dos... Polos opuestos. Polos opuestos que se complementan. Siempre supe que nuestras almas son gemelas por ello. No pueden vivir la una sin la otra, son idénticas, tan iguales, que a la vez se me antojan tan diferentes... Están unidas. Lo han estado desde siempre. Antes de nacer mi alma buscaba la tuya, te buscaba a ti. Tuvo que esperar 15 años. Pero mereció la pena la espera. Fue entonces cuando superamos todo y dos almas se unieron en una. Sólo los dos estábamos hechos el uno para el otro, aunque sólo durara por un par de meses; una pequeña parte de nuestro tiempo, de nuestras vidas. No es tan fácil dedicar todo de ti mismo a una persona, pero fuiste tú quien me ayudaste a conseguirlo. No tenía que forzar nada, ni un beso, ni una sonrisa, ni un abrazo. Y, aunque esos meses ya han pasado, son los mejores que tendré en esta vida. Son los que me han hecho ser como, a día de hoy, soy. Soy como soy por ti. Porque aunque en esta vida nunca más podré amarte, ni besarte, ni escucharte, ni echarte de menos, ni confiar en ti, mi alma te recordará para siempre y en otra vida, como en las anteriores ya vividas, volverá a encontrarse con la tuya. Coincidencias. Casualidades. Caprichos de lo que siempre queremos llamar destino.

Así que hoy sólo me queda tu recuerdo. Ya no estoy enamorada de ti, sino de tu historia, de nuestra historia. Me queda tu nombre calcado en cada paso allá donde voy. Me queda un trocito de ti en cada rincón de mi habitación, reservado para y sólo para ti. Me quedan tus discos en la estantería más cercana, tus cartas guardadas en el cajón más secreto y tus besos aún empañando mi ventana. Y con eso me basta. Ahora sería incapaz de besarte y de adorarte, como lo hice en su día. Desde el momento en que nuestras almas se separaron, dejamos de vivir. Todo se redujo a nada, a un cuerpo que respiraba, que crecía, pero que no sentía. Ni siquiera un latido. Sólo existía ritmo cardíaco. Nada más. Para amarte necesitaría volver a nacer, y en tus brazos como aquella vez. Porque me arrancaste todo de una y hoy sólo queda vacío. No seas ingenuo, hora no pretendas encontrar a alguien que te llene como lo hice yo porque los dos sabemos que es algo utópico. Que no hay nadie como yo, que no hay nadie como tú. Que nunca jamás volveremos a apoyar nuestra cabeza sobre el pecho de una persona que te complete tantísimo. Que nadie más nos entenderá como tú y yo lo hicimos. Que nunca jamás volveremos a vivir nuestras primeras veces juntos...

No me intentes convencer de que ahora sientes algo por alguien, sé que estás muerto. Ni tú ni yo sentimos, queremos, o amamos. No podemos sentir sin el alma del otro. Sólo vivimos, movidos por los demás. Pero nos queda otra vida, otra oportunidad para hacerlo más perfecto, otro sueño por cumplir en el que mi alma no buscará a alguien como tú, sino a ti. Y aunque las estrellas de ahí arriba sigan siendo las mismas y nosotros sigamos siendo incapaces de contarlas, no nos amaremos sólo por esa vez, sino por todas las veces anteriores.

Tuesday, October 23, 2007

dont leave me HERE


Taché con furia tu nombre tras escribirlo inconscientemente..

Esa inconsciencia desde que tú me dejaste sola en nuestro proyecto..

Querido diario:

Hace desde entonces hoy un año entero. 22 Oct... Es el 365º día que me acuestro abrazando la almohada inspiráncome en su cuerpo, que me levanto pensando en que le veré y poniéndome guapa por si me lo cruzo por la calle..
Como bien te puedes imaginar eso no ha ocurrido desde entonces, pero cada mañana sigo con la fe y esperanza de que me sorprenda y me diga que estaba esperando ese día para decirme que jamás debió marcharse.

Hace ya un año desde que me besó en la frente para no besarla nunca jamás; un año desde que cogió mi mano y por primera vez era gélida como el hielo, y su mirada...cortante como jamás lo había sido antes. Sigo escribiendo tu nombre en mi cuaderno, pensando en tí cuando miro mi horóscopo. Sigo soñando que si soy capaz de caminar en línea recta es que volverás, que si supero este bache vendrás...

Aún no tengo claro si no vuelves porque ya no estás o si no lo haces porque no es el momento. Yo no puedo hacer más de lo que hago, porque hago como si tú nunca hubieses salido por esa puerta, esa puerta que tanta ansia tengo de que refleje tu silueta como hacía cada noche... Cuando me preguntan qué hago te nombro, y no me importa que me miren con ojos raros, no me importa que me dediquen miradas de lástima cuchicheando lo ingenua que soy...


No me importa, ellos no saben nada;
nosotros tenemos un pacto,


y me juraste que sería para siempre...

Wednesday, October 17, 2007

Arena y sal dulces


Llevaba observándola ya tiempo desde más allá del acantilado. Las olas rugían a mis pies, a pocos palmos de mí. Me salpicaban y me llenaban de espuma y sal. Ella, distraída y sola, hacía trazos en el papel que sujetaba sobre sus rodillas, descubiertas. No podía distinguir si dibujaba o si escribía. Sólo podría jurar que era todo un arte. De cualquier tipo, pero un arte. Como ella. Como su belleza y su dulzura, que conservaba a pesar de tantísima arena salada. La marea me recordaba que prometí hace ya tiempo regresar. Así que mis pies comenzaron a moverse hacia ella.

Sortée las rocas y bajé a tierra firme como pude, admirándome a mí mismo al verme con los pies en la arena sin haberme roto la crisma. Continué mi camino sin distraerme, contemplándola, inundándome de todo lo que fue para mí en tan poco tiempo. A medida que apoyaba mis pies sobre sus pasos recordé cómo la abandoné, dejándola sin nada. Estaba ya a pocos metros de ella y pude ver cómo sus ojos se empañaban. Supuse que por la brisa, por la luz o por el mar. Era imposible que aún nos recordara juntos en nuestra playa.

Dejó el lápiz sobre la arena y miró a lo lejos. Después se secó los ojos con las muñecas. Yo seguía caminando, reuniendo fuerzas para saber qué decirle después de tanto tiempo. No entendía por qué aún no había notado mi presencia, a sus espaldas. De pronto, y como si me hubiera leído el pensamiento, pero sin girarse hacia atrás, se levantó, se desprendió de su vestido blanco y se dirigió hacia el agua, dejando todo en la arena, frente a mí. Quise decirle algo antes de que se alejara más, pero no me salió la voz. Avancé un poco más y alcancé el cuaderno donde la había visto escribir.

Estaba abierto por una página en blanco, vacía, perdida. Pasé las hojas hacia atrás y encontré más páginas sin escribir. Lo hojée de nuevo. Me sorprendió ver escritas algunas palabras en páginas salteadas. Me detuve en ellas. Pude leer unas pocas frases. "te necesito" y "te echo de menos" eran unas de ellas. Al principio del cuaderno encontré una fecha que me erizó la piel y un "te quiero" con la caligrafía más cuidada que jamás había leido. Después encontré mi nombre y sentí un nudo en la garganta. En las últimas hojas encontré escrito:

"Quien no sabe qué siente, no siente nada. Quien no sabe dónde va, nunca llega a ningún lugar..."



Cerré el cuaderno y contuve las lágrimas. Cuando levanté la vista ella ya se había perdido entre la sal y el agua del Pacífico.

Thursday, October 04, 2007


Se aseguró de que en el cenicero que se apoyaba en la mesa no quedaban cenizas aún por arder y apagó la luz, convencida de que ya poco podía memorizar de aquellos montones de libros y apuntes. Salió descalza a la terraza y noto el frío en sus pies. Por un momento se arrepintió de no haber cogido las zapatillas, pero no quiso dar la vuelta. Apoyó sus codos en la barandilla del balcón y observó por unos minutos el perfil de la ciudad, y el amanecer cosiendo los primeros colores.

Rebuscó en el bolsillo de la bata y sacó de nuevo el paquete de tabaco. Su vida era eso. Un manojo de nicotina, humo y tos. Los días escribían cigarrillos en su diario. Se encendió uno. El placer en ese instante era indiscutible, pero la necesidad de encenderse otro cuando el anterior por fin se consumía era insoportable.

Y así era ella. Pasaba su vida como si se tratara un juego, todos jugaban mal las cartas, y la partida había finalizado cuando el día acabase. Ella ganaba, perdía o quedaba en tablas. Ni siquiera ella misma lo sabía. Todo era efímero, como el cigarrillo que sostenía entre sus dedos. Nunca encontraba lo que se queda a tu lado para siempre... Nunca conseguía mantener algo eterno... Nunca.

Tras una nueva calada empezaron a volar con la brisa miles de nombres y rostros, miles de palabras y frases. Muchas olvidadas, otras desconocidas -al menos para ella en ese momento-, algunas recientes y otras tan lejanas... Nada era para siempre. Ni un amigo le fue fiel durante toda su vida, ni uno. Ni un amor duró para siempre. Ni la familia le acompañó durante todos sus días, hasta el final.

Ni los celos que sentía cuando se veía fuera de lugar, ni la envidia cuando quería poseer y no podía... Ni la belleza, ni la suerte, ni el dinero. En su momento todo fue precioso, placentero, lujurioso y lujoso. Conseguía que aquella aventura satisfaciera sus deseos más clandestinos. O que aquella mano le sacara de lo más difícil. Pero ya se acabó todo... Y ya no conservaba nada. Ni tan siquiera la memoria. Ni siquiera a ella misma.

Incluso ella se había traicionado a ella misma.

Entró a la casa, esta vez sin terminar ni apagar siquiera el cigarro, y miró el espejo. Odiaba esa imagen. La odiaba con toda su alma. Ese reflejo horrible, ese rostro sin sentido ni sentimiento, y ese cuerpo marcado por los años. Esa mujer SOLA.
adopt your own virtual pet!